AUDITORIA
ANTECEDENTES.
“La palabra auditoría
viene del inglés audit, que significa verificar, inspeccionar. El término
inglés audit encuentra su origen a su vez, al igual que la palabra española
audiencia, en las voces latinas audire, auditio (acto de oír o audición de una
lectura pública o de una declamación) o auditus (oído, facultad de oir)”.
Generalmente se concibe
la auditoría como un acto de control, tan remoto casi como la historia de la
humanidad. Internamente constituye en sí una actividad de control como tal,
nace simultáneamente con el movimiento económico y financiero, producto de la
desconfianza para unos y de la necesidad de seguridad en el buen uso e
información de los recursos para otros, cuando dejaron de ser manejados o
administrados directamente por el propietario.
La auditoría es
concomitante con el control y por ende con el ente.
Hoy su concepción
moderna, más amplia, la identifica con el ente económico, concibiéndola como la
comprobación de la veracidad de la información contable facilitada por
sociedades generalmente privadas y de naturaleza mercantil.
Pero la auditoría va
más allá de la concepción financiera, no es una actividad aislada; es parte del
esfuerzo en la búsqueda de mejoras presentes y futuras.
NATURALEZA.
Si bien la auditoría
trasciende muchos siglos, sólo hasta el siglo XIX es reconocida como un apoyo
para los inversionistas, confirma la credibilidad en los administradores y da
confianza a los acreedores, especialmente del sector financiero.
La inspección,
comprobación, intervención, detección han sido términos identificables con la
auditoría, por lo cual se le asimilaba con la inspectoría y detección de
fraudes y errores, previniéndolos más por temor que por convicción de los
funcionarios.
Inicialmente se asimila
con la contaduría y al igual que ésta su fuerza salta de los países latinos a
Inglaterra, Estado Unidos, para luego recibir nuevo impulso en los primeros.
Hacia el siglo XX se
introdujo su significado como “censura jurada de cuentas o revisión de
contabilidades” en forma independiente, complementándose posteriormente hasta
llegar a la acepción como se le conoce hoy: examen, revisión, evaluación
independiente y objetiva de actos, procedimientos, documentos, estados
financieros, con el fin de verificar y comprobar la razonabilidad, el
cumplimiento de lo determinado por la administración, la Ley, el estado y la
sociedad para emitir un informe, dictamen u opinión.
Su reconocimiento
explícito o implícito como profesión en algunos países podemos resumirlo así:
1851 Italia. Primera
Asociación de Auditores
1862 Gran Bretaña. Ley
de sociedades
1867 Francia. Ley 24 o
carta constitucional básica del derecho de sociedades
1900 Estados Unidos
1927 España. Contadores
jurados de Bilbao
1935 Colombia. Ley 73.
Revisoría Fiscal
1945 Argentina
1956 Colombia. Decreto
2373. Revisoría fiscal – contador público.
1960 Colombia. Ley 145.
Reglamenta la profesión del contador público
1990 Colombia. Ley 43.
Normas de auditoría.
1993 Colombia.
Disposiciones profesionales (Pronunciamientos) del Consejo Técnico de la
contaduría Pública.
OBJETIVOS
Se puede sintetizar en
uno solo los objetivos de toda auditoría:
emisión de un concepto o informe juicioso, ecuánime, veraz e imparcial
sobre la tarea adelantada y previamente acordada con el interesado examinada
bajo normas profesionales de trabajo.
El fin de toda
auditoría es por tanto emitir un dictamen o informe sobre lo examinado,
dirigido a quien requirió los servicios profesionales con la garantía de la
atestación y dictamen si se trata de estados financieros o hechos económicos y
contables, o con las recomendaciones pertinentes si se trata de auditoría
administrativa, de control, gestión y operación. Su enfoque moderno debe estar visionado no
hacia la auditoría tradicional, sino hacia la auditoría moderna con base en una
auditoría de carácter gerencial, independiente y veraz.
PRINCIPIOS
El principio de la
auditoría debe apoyarse en unos principios que constituyen el fundamento de su
actuar, sobre los cuales se han determinado unas regla básicas generales
conocidas hoy como Normas Internacionales de Auditoría (NIAS).
Estos principios han
sido sintetizados por algunos tratadistas en cuatro:
- Exposición
- Uniformidad
- Importancia
- Moderación
Exposición: los resultados gerenciales en examen deben
exponerse en forma completa, solamente así, las decisiones no son engañosas.
Uniformidad:
consiste en que la base de presentación de la información financiera sea igual
en diferentes períodos, lo cual permite la comparabilidad.
Importancia:
se refiere a la representatividad que un valor, dato o cifra tenga dentro del
conjunto analizado la presentación de
estos debe referirse a aspectos importantes, recurrentes o de trascendencia
para la empresa.
Moderación:
conocido también como conservadurismo, es la prudencia con que debe manejarse
la información, permitiendo evaluar que en las decisiones a tomar o tomadas se
prefieran aquellas que favorecen a la empresa a largo plazo.
ALCANCE
Con base en los
principios y el objetivo de la
auditoría, se determina el alcance, es decir, la amplitud y limitaciones que
tendrá el trabajo de la auditoría. Debe
establecerse en forma previa y clara con el cliente o contratante, de tal
manera que posteriormente no sea obstaculizado.
El alcance puede verse limitado por causas ajenas al cliente, como el
tiempo o la no aplicación de procedimientos de auditoría. Ejemplos de estos pueden ser la no
supervisión de una toma de inventarios,
siendo su valor muy representativo y la no aplicación de procedimientos de
evaluación alternos, como cotejo de compras y ventas por pérdida de documentos,
etc.
La delimitación del
alcance debe consignarse por escrito. El
éxito de una auditoría interna se logra cuando el alcance del trabajo no tiene
límites, estando disponible desde las actas hasta todas las operaciones,
unidades administrativas, operativas y de dirección.
Para el revisor fiscal
no existe por ley, limitación alguna a su alcance, excepto en tiempo. Ejemplo: cuando un suplente es llamado a
actuar en época cercana a la asamblea de accionistas.
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